50 años de fidelidad
El día 1 de Mayo celebré mis Bodas de Oro de consagración religiosa, en este Monasterio de Sancti Spiritus. La concelebración de acción de gracias en un clima de fiesta y alegría hizo que mi corazón rebosara gratitud hacia mis hermanas de comunidad y toda mi familia, que quiso acompañarme en este acontecimiento tan importante para mí.
Recordando mis inicios en la Vida Consagrada, allá por el año 1970, predomina la expresión: «Todo es gracia». Ingresé en el monasterio con 21 años. Iba ilusionada, pero con "cierto temor": conocía poco la vida claustral, dejaba a mis queridos padres, hermanos, amigos, con los que había sido muy feliz...
¿Qué sucedió para que mi vida diera un cambio tan radical? No encuentro la causa de que comenzara a hacer oración sin que nadie me aconsejara a ello... Sin apenas darme cuenta, me atraía más la soledad que las fiestas.
En el monasterio he vivido estos 50 años días preciosos, pero también dificultades, dudas... No ha sido todo fácil, pero sí puedo decir que en todo momento la presencia de Dios, invisible, pero cierta, me animaba a seguir a su lado, a compartir mi vida con las hermanas que Él me ha regalado...
Hoy, después de este largo recorrido, no tengo otra palabra que agradecimiento por tanto como he recibido. Tú, Señor, eres fiel; de Ti solo me ha venido la fuerza para seguirte; de Ti, el gozo que inunda mi ser; de Ti, la alegría y el gran deseo de permanecer en tu casa, a tu lado, «hasta la muerte».
Gracias, mi Señor.
Sor M. Carmen, O.P.
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«Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, 16pero con delicadeza y con respeto» (1Pe 3,15-16).